"Adoquines de Aragón". Casi 100 años de historia


La ciudad aragonesa guarda muchos misterios por descubrir, muchos rincones por explorar y muchas tradiciones para seguir. Lo que no es ningún secreto para nuestros aragoneses y sobre todo para nuestros menudos y menudas son los típicos caramelos de la ciudad, denominados adoquines y los cuales toda España debería disfrutar del placer de haberlos probado al menos una vez en la vida.

Pasear por la famosa plaza del Pilar, disfrutar de la imagen de la Basílica u observar las vistas de la misma desde el gran Puente de Piedra no es nada sin un buen adoquín para acompañar tanto disfrute. Para encontrarlos no hay que ir demasiado lejos, ni tampoco levantarlos del suelo, a tan solo unos pasos de la plaza del Pilar y recorriendo toda la calle de Alfonso I y sus alrededores se encontrarán un centenar de tiendas de regalos donde se ofrecen estos caramelos.

La historia se remonta en el año 1928, si nos paramos a pensar son casi 100 años los que les vienen por cumplir a este producto regional. No obstante, jamás ha pasado de moda. Nacieron en Calatayud de la mano de Manuel Caro, su inspiración se centró en la imagen de esos adoquines que se ubican alrededor de la basílica y hacen de este monumento algo característico. Mostrando la imagen del Pilar, este dulce típico es un recuerdo para que los menudos y menudas de Aragón no olviden sus raíces y, para aquellos menudos que vienen de fuera resulta una divertida inmersión cultural porque cada envoltorio recoge una selección de Jotas.

Sabías que...

Aunque ahora hay de muchos tamaños, el tamaño original de estos caramelos se corresponde con el tamaño real de los adoquines de piedra que rodean la ciudad de Zaragoza. Así que según el atrevimiento de cada uno, los más peques tardarán horas en comer estos caramelos y necesitarán un martillo si quieren partirlos porque son duros como los que se encuentran en el suelo. Hasta 500 gramos de azúcar de diferentes sabores, entre ellos fresa, naranja, limón o anís.

Otro dulce típico de la ciudad y seguro que los menudos y menudas no se han resistido a probar son las frutas de Aragón. Con su envoltura de chocolate y su interior de fruta confitada alimenta el paladar de los pequeños y de los no tan pequeños. Manzana, pera, melocotón, naranja y cereza son las diferentes frutas que se pueden encontrar en estos surtidos.



¿El truco?

El truco está en cocer la fruta fresca en una solución azucarada de modo que la fruta quedaría íntegramente protegida por el azúcar absorbiendo todo su sabor. Posteriormente al bañarla en chocolate la fruta confitada quedaría cubierta y lista para probar.

Esta reliquia al igual que los adoquines es fruto original de la comarca de Calatayud y otro sello que marca la identidad más dulce de la ciudad aragonesa.

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